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9/7/12

Los Multitask y las redes sociales



Los expertos los llaman “multitask” (multitarea) y es la generación conformada por chicos, nacidos a partir del año 1990, que han naturalizado la tecnología de forma tal que es su medio casi excluyente para la comunicación y la eligen como su principal vehículo de ocio
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Una reciente encuesta realizada por Educ.Ar, portal perteneciente al Ministerio de Educación de la Argentina, revela que: el 91% de los chicos menores a 12 años utiliza la PC para comunicarse con sus amigos, especialmente a través de medios como Facebook, Twitter o MSN.
Los “multitaskers” nacieron y crecieron con la tecnología y no conciben la vida social sin Internet, el celular, la tevé o los videojuegos. Un estudio realizado en la Argentina, por la empresas infantiles de entretenimiento Cartoon Network y Boomerang, sumó datos a la identidad de esta nueva generación. “Consumen en simultáneo, privilegian la velocidad, tienen otras nociones acerca del tiempo y el espacio, y su pensamiento pasó de ser en secuencia para convertirse en red”, afirma el estudio.
Sobre el acceso a la tecnología, la investigación reveló que siete de cada 10 chicos tiene su propio celular , que utiliza principalmente para mandar mensajes de texto, un 79% las niñas y un 69% los varones. Como elemento de juego, el teléfono móvil es usado por ellas en un 57% y por ellos en un 42% y para escuchar música lo hacen el 40% tanto las chicas como los chicos. La encuesta también reveló que el 47% de los niños tiene su propio blog, fotolog o videolog y el 38% admitió tener una cuenta de Facebook, My Space o MSN Spaces.
Además, el 78% de los 3000 chicos encuestados se calificaron como “excelentes” usando el celular. Consultados sobre sus habilidades acerca del uso de la computadora e Internet, el 80% se considero “sobresaliente” a la hora de interactuar tanto con la PC como con la Web y las redes sociales.
La vida sin una pantalla de por medio es considerada por la generación multitask como inaceptable.
El informe reveló que el 53% de los chicos no “podría vivir” sin un televisor, un 48% no podría hacerlo sin la computadora y un 37% sin Internet.

Pero, estos datos ¿qué dicen entre líneas?
¿La interacción social sustentada básicamente a través de la tecnología es funcional a una óptima socialización en los niños o bien, es perjudicial?
¿El mundo adulto juzga esta conducta negativamente por qué no la comprende?
Diana Sahovaler de Litvinof, miembro de la Asociación Psicoanalítica Argentina, en declaraciones al diario Perfil, explica las particularices de esta nueva generación y su forma de relacionarse con el entorno: “Resulta frecuente observar a los niños pendientes de los mensajes que reciben en su MSN, hablando por celular, escuchando música que bajan de algún programa de computadora y dando cada tanto una mirada al televisor encendido. Parece que se hace imperioso realizar varias tareas al mismo tiempo y buscar la entrada constante de información, que proporciona un estado alternativo de excitación y aquietamiento”.
La especialista afirma que la tecnología tiene componentes positivos a la hora de motivar el desarrollo de los niños como el estímulo a la imaginación y la coordinación sensorio-motriz a través de las distintas opciones que ofrece. Pero, todo debe realizarse en su justa medida.
“El problema surge cuando el recurrir a tantos estímulos se convierte en una forma de tapar situaciones que se dan en la vida real.
Un niño puede tener problemas escolares o sociales y, en lugar de encararlos, se sumerge en las pantallas donde se siente más capaz y más fuerte para resolver conflictos. Y si no se le permite recurrir a estos medios, aparece la angustia.
La saturación de estímulos parece contener la expectativa de evitar cierta insatisfacción, desorientación o vacío, o de negar que existen momentos en los que simplemente ‘no hay nada que hacer’”, advierte.
Entonces, ¿cómo evitar que la tecnología sea un mecanismo para ocultar verdaderos problemas?
La Lic. Litvinof sostiene que “los medios tecnológicos no deberían convertirse en un fin en sí mismos, es peligroso cuando esos medios reemplazan la vida afectiva y la ligazón personal, y cuando el deseo y la curiosidad se transforman en necesidad de estimulación”.
Saber qué le ocurre a los niños es tarea de los adultos. Supervisarlos, contenerlos y conocer qué les está pasando, es fundamental, tanto en su vida on line como en sus acciones de cada día.