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2/6/12

El Festival de Woodstock, recuerdos a 43 años.


Aparte de haber sido plataforma de lanzamiento para grupos y cantantes, Woodstock fue el acto masivo más grande realizado por la juventud norteamericana como un acto de protesta pacífica a lo que en esos días se vivía en el mundo, incluyendo la Guerra de Vietnam, que tanta vida de jóvenes estadounidenses y latinos costó...



Han pasado 43 años de aquel concierto, sin embargo se sigue recordando no solo por la aportación de nuevas estrellas yb la consolidación de cantantes ya reconocidos.

Érase una vez en América un Festival de Rock. En aquel lejano agosto de 1969 el amor era libre; los jóvenes soñaban con vivir en una caravana; los chicos llevaban el pelo largo y se cubrían de amuletos; las chicas tenían faldas de colores; la música era en vinilo; las drogas y el retorno a la naturaleza, una religión; la paz se vivía como una causa y la vida todavía estaba por delante.
 Un día, en la granja de un tal Max Yusgur, del contado de Sullivan, Nueva York, se reunieron unos chicos que querían disfrutar de la 'Feria de la Música y del Arte de Woodstock', un evento que se celebraba cada año desde 1906. Nadie podía suponer que a la cita con el rock iban a acudir 400.000 personas, ni que 'Woodstock' iba a entrar en la Historia como emblema de una nueva sensibilidad y manera de vivir.

'Niños de las flores'. El concierto más grande de todos los tiempos duró cuatro días, -del 15 al 18 agosto- y, sobre todo, tres intensas noches de sexo, droga y rock and roll. El público era el protagonista: los llamaban 'flower children' y 'hippies', la variante despectiva de 'hipster' ("el que siempre quiere estar al paso de las últimas tendencias").

La entrada, a sólo 6 dólares. Estaban cansados de la guerra en Vietnam, la retórica vacía de los políticos, el racismo, la Iglesia que prohibía, las familias y las ciudades que los obligaban a pertenecer a la sociedad sin creer en sus valores. El balance de Woodstock'69: decenas de nuevos amigos, innumerables experiencias extraordinarias y al borde de lo legal, dos muertes -una sobredosis y un joven, casualmente atropellado por un tractor mientras dormía- y dos nacimientos.

'Tres días de paz y música' prometía el cartel, diseñado por Arnold Skolnik, y no mentía. Muchos de los que actuaron aquel agosto se convirtieron en leyendas musicales: Creedence Clearwater Revival, Jefferson Airplane, The Who, Blood, Sweat & Tears, The Grateful Dead, Ravi Shankar o el jovencísimo y casi desconocido entonces Joe Cocker.


Jimi Hendrix, el divo. Era capaz de crear música como ninguno, tocaba la guitarra hasta con la lengua y se murió en 1970, a los 27 años y en el auge de su fama, por una sobredosis de heroína. Fue él quien cerró Woodstock, con la interpretación de 16 hitos, como 'Foxy Lady', 'Voodoo Child' y 'Message To Love'. La blanca 'Fender Stratocaster', el objeto fetiche que dejó Hendrix, fue vendida en 1990 por unos 280.000 euros.


Janis Joplin, la diva. Ella también falleció el año después de Woodstock, a los 27 años y por una sobredosis de heroína. No brillaba por su belleza, pero su voz ronca y dramática y la actitud irónica que caracterizaba sus actuaciones la transformaron en ídolo tanto de los hombres como de las mujeres. El segundo día del concierto, Janis cantó diez de sus canciones, entre ellas las célebres 'Piece Of My Heart' y 'To Love Somebody'.

Cinco días para la limpieza. Tras el concierto, el responsable de los servicios médicos del festival, doctor William Abruzzi, dijo para la revista 'Rolling Stone': "¡Qué gente tan linda. No ha habido ninguna manifestación violenta, lo que es impresionante en el caso de una muchedumbre de este tamaño". Por cierto, limpiar tras la fiesta costó un cierto esfuerzo, pero la ocasión lo merecía.

Lo que el viento no se llevó. Esta lápida conmemorativa, instalada en 1984, lleva la paloma blanca y el mástil de guitarra del cartel original. Su texto reza: "Éste es el lugar de la Feria de la Música y del Arte de Woodstock, que tuvo lugar el 15, 16, 17, [18] de agosto de 1969". Además, reproduce toda la lista de los músicos que crearon el ambiente irrepetible de aquella mítica edición del festival.

Esta es una de las fotos más difundidas, quizás por lo que la misma denota: jóvenes perdidos en medio de una sociedad que se encuentran y se apoyan sentimentalmente, mientras los otros viven sus propias vidas. Woodstock...Cuando la Juventud amo, cantó y protestó de la sociedad fría y voluptuosa del Imperio.



NIÑO QUE SE CONVERTÍA EN PERRITO (Tomado de Hablemos Claro, La Revista)



“ME CONVERTÍA EN PERRITO”
CULTURA


A sus nueve años de edad, este pequeño hondureño ya vivió un amargo episodio que los habitantes de su aldea catalogaron como un “maleficio”. Maicol Ortíz asegura que se comportaba como un perrito ‒ladraba, gruñía, andaba en cuatro patas‒ y no sabe porqué. Conversamos con él y con su familia.

  • En diciembre, tuvo sus primeras convulsiones, y los médicos le diagnosticaron epilepsia y un trastorno neuropsiquiátrico. Recibió tratamiento pero la madre cree que no funcionó.
  • “Cuando el pastor vino, me miró, yo le conté el problema de mi hijo y él me respondió: el hechizo lo tiene y usaron al niño para hacerla sufrir a usted”.
  • “Estoy sano y voy a ser el Rey del Pop así como Michael Jackson”, enfatizó el pequeño Maicol.
 
Por LUISA AGÜERO
Desde SAN PEDRO SULA
Las risas y las bromas hoy son constantes en la vida de Maicol Ortíz. El pequeño de nueve años, parece haber dejado atrás los recuerdos de un reciente pasado del cual fue protagonista y sumió en la tristeza a su familia. Todo ocurrió en la pequeña aldea de Arenal, Gualala, Santa Bárbara.
Maicol, afirman quienes vivieron de cerca esa experiencia, se comportaba como un perro. “Se desmayaba, quedaba con los dedos engarruñados, luego gruñía, ladraba y daba tarascadas”, relató a HABLEMOS CLARO José Osmín Moreno Pineda, residente en la pequeña comunidad, donde habitan unas 800 personas.
Ocho días bastaron para que las versiones comenzaran a circular, de “boca en boca” y creciera la solidaridad hacia la joven madre de Maicol. “Fue un maleficio, porque Dunia es muy bonita y cuando tenía siete años a ella se le apareció el “duende”, seguro le quisieron hacer algo a ella y también agarró al niño”, expresaron convencidos.
Nos encontramos con Dunia, quien poco antes de nuestra llegada, se había desplazado hasta una poza cercana para acompañar a su niño que deseaba refrescarse del inclemente calor que volvía más denso el ambiente.
Cálida y espontánea, nos recibió en la casa de su familia para compartir con nosotros un hecho que, “gracias a Dios”, según sus propias palabras, más bien la ha fortalecido. “Mi hijo comenzó a sentirse mal, desde diciembre pasado, se desmayaba y, a partir de allí, al mes, empezó a convulsionar, por lo cual lo llevé al Seguro Social, allí, los médicos que lo trataron, le diagnosticaron epilepsia, otros médicos hablaban de un trastorno neuropsiquiátrico”, expresó en la conversación que mantuvo con nosotros. Ese tratamiento para la epilepsia comenzó a aplicárselo en el centro asistencial el 31 de diciembre pero nunca le llegó, dijo Dunia, mientras le tendía los brazos a Celina, su hija menor.







¿Usted cree que le hicieron brujería? “Claro que hubo un maleficio de por medio, y fui a centros espiritistas, donde ratificaron que estábamos sufriendo por esa causa, no sé de dónde vino porque no creo tener enemigos, soy una mujer sola, que he trabajado para sacar adelante a mis hijos, mi esposo se fue con otra mujer y, desde ese momento, mi vida han sido ellos”, manifestó, al destacar que a pesar de todo nunca se dejó atrapar por el miedo. ¿Qué sentía? “Que un perrito me arañaba en la barriga”, señala. Sin embargo, a pesar de todo, afirma: “no guardo rencor en mi corazón y que Dios bendiga a quien sea que hace esas cosas, él juzgará, yo no”.
Pero las cosas cambiaron cuando una prima de Dunia estableció contacto con un pastor de la iglesia Alfa y Omega, quien, desde San Pedro Sula, vino a ministrar la palabra de Dios a la consternada familia.
“Cuando el pastor vino, me miró, yo le conté el problema de mi hijo y él me respondió: el hechizo lo tiene y usaron al niño para hacerla sufrir a usted”, manifestó Dunia Ortíz, agradecida por siempre con ese hombre de Dios que según ella los liberó y llegó a sus vidas en un momento en el que lo necesitaban. “Siempre tuvimos los ojos cerrados y solo fue suficiente una oración para Maicol y otra para mí para que fuéramos personas nuevas”, añadió.

RELATO DE MAICOL
Ajeno a todo lo que, en algún momento se dijo de él, Maicol se sienta por un momento para disfrutar de un “topogigio” de leche con chocolate. “Dijeron que yo me convertía en perrito”, nos manifestó el niño cuando comenzamos a charlar con él.
No crea eso, le respondimos y la plática prosiguió. ¿Y usted qué sentía cuando estaba enfermito? Le preguntamos.
“Sentía que me andaban vigilando, siempre miraba un perrito negro y eso me daba miedo”, precisó, mientras expresaba que eso le generó, a diferencia de su mamá, mucho temor. Otros relatos de vecinos dan cuenta que cuando las crisis de Maicol pasaban, él miraba un perro blanco. “Seguro lo venía a salvar”, manifestaron los vecinos.
Su madre no termina de explicarse lo que pasó: “Mi hijo siempre ha sido normal y sano, a excepción de un soplo fisiológico que no tendría por qué afectar su normal desempeño. Después que se enfermó, el niño quedaba debilitado, caminaba 20 minutos y se desmayaba, pero he sido fuerte por mis criaturas y lo seguiré siendo con la ayuda de Dios y el amor de mi familia”, nos contó su mamá. Nada que ver con la energía de la que hizo gala Maicol, cuando salía del agua y tomaba impulso para volver a sumergirse en las frescas aguas del río en Arenal.
De algo está convencido Maicol: “Estoy sano y voy a ser el Rey del Pop así como Michael Jackson”, enfatizó. De las palabras pasó a los hechos y nos hizo una demostración de su destreza al ritmo de “Thriller”.
Elvin Ortíz, primo hermano de Dunia, sabe que las memorias duelen más cuando son recientes. También sabe que “después de la tempestad viene la calma”. Al preguntarle sobre cómo superaron la situación de Maicol, señala: “La experiencia se convirtió en algo muy fuerte, sufrimos mucho, no solo él, sino toda la familia; afortunadamente, es algo que se quedó en el pasado”, dice con una amplia sonrisa que ilumina, por un momento sus ojos azules.


ENTRE EL MITO Y LA TRADICIÓN
Religión, reencarnación, rituales, seres superiores, paraísos e infiernos, ángeles, o plegarias... La mayoría de las personas creemos en entes o fenómenos que exceden los términos de la naturaleza, lo cual nos ayuda en los momentos de zozobra y nos proporciona soporte psicológico y emocional y a menudo le da algún sentido trascendente a nuestra existencia, expresa el doctor en psicología Jaime Ponce.
Ahora la ciencia, está develando los fundamentos y beneficios de estas creencias en lo sobrenatural, que hunden sus raíces profundamente en los pensamientos y sentimientos humanos.
“Individuos de culturas muy diversas separan los conceptos de cuerpo y alma, y el ser humano tendría una tendencia natural a creer en dioses o agentes sobrenaturales, así como en la vida después de la muerte”, considera.
“La mayoría de las personas están predispuestas a creer en dioses y en algún tipo de vida después de la desaparición física”, apunta, tal es el caso de personas de muchas culturas diferentes, las cuales creen instintivamente que su mente, espíritu y alma seguirán existiendo después de fallecer.
Y, sin duda, el doctor Ponce sabe de qué habla. Investigaciones sobre el tema demuestran que, para la mayoría de las personas, resulta fácil concebir la separación de la mente y el cuerpo, y que la religiosidad existe para favorecer la cooperación social y se hunden en sus raíces el pensamiento humano. Por otra parte, alrededor de siete de cada 10 personas en el mundo pertenecen a una religión, y que para la mayoría, eso es algo importante en sus vidas.
La fe en lo sobrenatural es extremadamente común, y no puede ser eliminada con una educación científica, asegura el psicólogo. La razón: los seres humanos nacen con un cerebro preparado para darle sentido al mundo, aunque sea a través de explicaciones que van más allá de lo racional y de lo natural. Esa característica les permite adaptarse y sobrevivir.
Por otra parte, la certidumbre de lo sobrenatural y su importancia en la ficción, ponen como reto a la interpretación el misterio del sentido. Lo irracional o lo que simplemente no está al alcance de las explicaciones y del radio de significación de lo que podemos aceptar como certeza del mundo, algunas veces nos lleva por caminos de la posibilidad hacia los cuales las disciplinas del alma, como se consideraba a la psicología y como podemos considerar a la semántica, no pueden con holgura penetrar.
La psicología solo puede poner de manifiesto causalidades seguras en el campo de los semipsicológicos instintos y reflejos. Pero allí donde comienza la verdadera vida del alma, es decir, en el campo de los complejos, tiene que contentarse con trazar ordenadas pinturas de los hechos e imágenes coloreadas de las maravillosas y sobrehumanas tramas artísticas, renunciando a presentar como necesario ni un solo proceso. “Es así como el cadejo y el duende son parte de nuestro imaginario popular”, dice el doctor Ponce.
A criterio suyo: el factor creador irracional, que es precisamente en el campo del arte donde se manifiesta con mayor claridad, desplaza todos los esfuerzos del raciocinio. Las simples derivaciones podrán ser explicadas causalmente, pero lo creador, es decir, la antinomia absoluta de lo derivado, jamás llegará a revelarse al conocimiento del hombre. Solo podremos describirlo en sus manifestaciones externas; podremos presumirlo, vislumbrarlo, pero nunca captarlo.
No por hablar de lo "mágico", ni tampoco por agregarle el contrasentido de “realismo” se habrá encontrado el procedimiento de interpretación en este tipo de situaciones, sin aparente explicación.
La ecuación que corra el velo sobre el misterio de sentido para dejarnos ver la verdad absoluta de lo causal. El análisis de lo superficial parece seguir siendo superficial. La crítica bien ha podido dar relieve a lo manifiesto, pero pareciera no poder dar inicio a la exploración de lo latente: el resorte sobrenatural que hace germinar eventos y vitaliza, sin desaparecer nunca totalmente, la trama de cada hecho de fabuladores rurales.
Y es que la interpretación aplicada a un mundo de la certeza y de la causalidad no puede dar sentido a otro mundo donde “la materia y la vivencia que sirve de contenido a la plasmación no es nada conocido, y nos presenta una entidad extraña, de naturaleza recóndita, como surgida de los abismos de tiempos pre humanos, o de mundos sobrehumanos de luz o de sombra, una vivencia ante la que la naturaleza humana casi sucumbe por debilidad y perplejidad”.
Más allá de todo, Maicol y su madre Dunia, han vuelto a respirar tranquilos y renuevan sus votos de felicidad, junto a su familia, una felicidad que Dios, les está permitiendo disfrutar a plenitud, lejos de un triste episodio que se quedó… en el pasado.

LEYENDA
La leyenda, sobre todo en las zonas rurales de nuestro país y como ha compartido con nosotros el reconocido Jorge Montenegro en varios de sus escritos, dice que, tras observar todos los males que aquejaban al pueblo, Dios decidió crear una figura que atemorizara al ser humano, pero con el fin de protegerle. De allí surgió un ser con morfología de perro, con ojos rojos y de color blanco como las nubes, que se encargaría de protegerle. El demonio, enojado por la acción del Padre, formó una copia idéntica pero de color negro, que provoca pavor en aquel que lo observa.
Existen por tanto dos cadejos, el blanco y el negro, el primero representa la bondad y a quien se lo encuentre lo cuida. El negro, por el contrario, de ser molestado atacará a quien lo perturbe. Incluso el cadejo blanco eventualmente defiende a quien resguarda al encontrar el cadejo negro en su camino, trabándose entre los dos una fiera lucha.
De este animal se cuenta mucho. El cadejo se le aparecía a los viajeros nocturnos, algunas veces acostumbraba a acompañar a los hombres, pero solo a los solteros. Así como defendía a su acompañante, le molestaba que este no hiciera su voluntad, y cuando se enojaba era muy peligroso porque se convertía en un animal de inmenso tamaño.
Cuentan algunas personas que el cadejo se alimenta de sangre de otros animales, muchos narran que en ocasiones se atravesaba en la calle y no dejaba pasar a su acompañante, si este se resistía se agrandaba y se le tenía que obedecer, al día siguiente corría el rumor que más adelante había un asalto o estaba la guardia golpeando a todo el que pasaba.
El cadejo en su mayoría no ha sido visto como susto, sino como un ser nocturno y de propiedades sobrenaturales, los que lo vieron dicen que era del tamaño de un cachorro, nariz puntuda y al caminar provoca un sonido como el que producen los casquitos de una cabra. Cuando se siente lejos es que está cerca, quizá junto a uno y si se siente cerca es que está lejos, apuntan los relatos de Jorge Montenegro.
A menudo el cadejo luchaba con otros espíritus, inclusive hasta con hombres para defender a su acompañante, muchos quisieron alguna vez tocarlo pero nadie ha dicho haber podido hacerlo. Los duendes, por su parte, son los personajes fantásticos más recurrentes en las zonas rurales de Honduras.
Para los campesinos no se trata de ninguna leyenda, sino de seres de carne y hueso que han podido ser vistos en raras ocasiones. Se cree que esta especie de enanitos encantados vive, junto a sus bellas esposas, en palacios subterráneos repletos de tesoros. Travieso como la mayoría de los duendes europeos, el hondureño se enamora con facilidad de las campesinas jóvenes y suele acariciar descaradamente los senos de las púberes.
       


Normalidad. Maicol Ortíz disfruta de un paseo a caballo con su hermanita Celina.


Familia de Maicol. Actualmente viven en Arenal, Gualala, Santa Bárbara, aunque residían en San Pedro Sula, pero por la situación de Maicol decidieron cambiar de domicilio.

¿Puros cuentos? Hondureños que viven en el interior del país cree que el Cadejo blanco y el negro no son ninguna leyenda, sino seres de carne y hueso que han podido ser vistos en raras ocasiones.