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2/10/12


 NO TODO ES AROMA EN LA CAFICULTURA HONDUREÑA
 
Mientras en el estrado principal, se pronunciaban sendos discursos, que reflejaban optimismo por la producción de la caficultura nacional, abajo, en el engramado el estadio Chochi Sosa en esta capital, donde se celebraba el “Día Nacional de la Caficultura”, los pequeños productores del aromático, provenientes de 15 departamentos del país, se referían a los serios problemas que les agobian, incluida la ausencia de la asistencia técnica por parte del Instituto Hondureño del Café (Ihcafé).
- Caficultores enfrentan epidemia de roya mientras su dirigencia festeja la bonanza del rubro
- Roya del café, caminos devastados, alza en fertilizantes y ausencia del Ihcafé, agobian a pequeños caficultores
Los pequeños productores aseguran que existen otras enfermedades que también están afectando a las fincas.
-El costo de los fertilizantes anda por las nubes se quejan pequeños productores que aseguran que no tienen ninguna atención de parte del Ihcafé.
Durante la ceremonia, las autoridades del Ihcafe y de las cuatro gremiales de productores, se vanagloriaron por obtener una cosecha record de 7.2 millones de quintales que representan ingresos por 1,440 millones de dólares en divisas, empleos de más de un millón de personas por cosecha y la ubicación como sexto país productor a nivel mundial y primero en Centroamérica.
El lado oscuro de la caficultura
En contraste, la mayoría de los pequeños productores quienes fueron traídos a la capital como espectadores del evento, exponían su preocupación por los principales problemas que les agobian, lo que desnuda que no todo es color de rosa en la caficultura nacional.
Así lo dejó traslucir el productor Santos Hilario Licona, proveniente de El Porvenir, El Paraíso, quien no titubeó en manifestar que el principal problema que afrontan en las pequeñas fincas de esa localidad, es la presencia de la roya del cafeto que amenaza con destruir sus cultivos si la enfermedad no se atiende oportunamente, con los recursos que se requieren.
Licona explicó que “por ahorita algunos están echando veneno, pero otros que no tenemos energía eléctrica, estamos a la mano de Dios”.
Aseveró que para combatir la enfermedad, todavía no hay ninguna presencia del Ihcafé. “Sinceramente, no tenemos ayuda de nadie, principalmente nosotros los pequeñitos que apenas tenemos unas dos manzanas”, acotó.
En Honduras, las fincas de café son en más de un 90 por ciento, extensiones menores de diez manzanas de tierra.
Alto costo de los fertilizantes e insumos
Por su lado, el Augusto David Solórzano, productor de Las Piñitas, San Sebastián,
Comayagua, se quejó por el alto costo que han alcanzado los fertilizantes, el alza en el valor de la mano de obra y el pésimo estado de las vías de comunicación o caminos de acceso a las fincas.
Solórzano manifestó que aunque hasta el momento la roya del cafeto no se ha presentado en esa región, no deja de constituir una amenaza que debería ser atendida con urgencia por todos los sectores vinculados a la caficultura.
Retomó que a consecuencia de los caminos seriamente dañados por el invierno, los pequeños caficultores afrontan problemas para sacar su cosecha ya que el Fondo Vial y el Fondo Cafetero Nacional non han atendido el mantenimiento de las vías de comunicación.
Los caficultores cotizan mediante un impuesto especial que es trasladado al Fondo Cafetero para darle mantenimiento a las carreteras de las zonas de producción, así como para abrir calles donde que sirvan para facilitar la comercialización del aromático grano.
Solórzano indicó que insumos como fertilizantes, los adquieren en las casas comerciales a precio de mercado y aunque el Ihcafé se dedica a comercializar esos productos, los mismos llegan solamente a algunos caficultores por medio de la retención.
“Por eso los pequeños productores mejor nos sometemos a comprar el fertilizante en las casas agropecuarias porque no hay una retribución de parte del Ihcafé”, expresó Solórzano quien también aseguró que la asistencia técnica por parte de las autoridades del Instituto del Café, es nula y la producción que obtienen es por esfuerzo propio, “a pura infantería”.
Roya y ojo de gallo hacen estragos
De su parte, el productor Miguel Rolando Espinoza, de Yuscarán, El Paraíso, aseguró que las enfermedades que están afectando al cafeto son graves y ameritan una atención de parte del Ihcafé.
Esa aseveración fue secundada también por el caficultor Cecilio Hernández Reyes, de San Miguelito, Intibucá, quien indicó que están siendo afectados no sólo por la roya del cafeto sino por otra enfermedad que se le conoce como el “ojo de gallo” por lo cual están fumigando por cuenta propia ante la falta de la asistencia de parte de las autoridades.
Agregó que la adquisición de fertilizantes depende de la capacidad de cada productor y en este momento el quintal de ese producto en su formula completa se adquiere a unos 630 lempiras, mientras que el quintal del 12-24-12 se cotiza a 500 lempiras y la urea a 600 lempiras.
“Pedimos a las autoridades del Ihcafé que por favor nos ayuden para erradicar la enfermedad de los cafetales”, demandó.
Entretanto, Reynaldo Andino de la localidad de Maraita, Francisco Morazán, lamentó que “tenemos un camino pésimo, no podemos llevar el abono a nuestras fincas porque es difícil el acceso, sólo se puede hacer con carros 4 x 4, de doble tracción y creemos que a través del Ihcafé y la Asociación Hondureña de Productores de Café (Ihcafé) nos deberían ayudar”.
Agregó que existe un Fondo Cafetero Nacional al cual los caficultores aportan con el objetivo que haya un mantenimiento a las carreteras y a los caminos de penetración, pero en la realidad no hay presencia de máquinas para hacer las reparaciones.
Andino también se quejó porque las autoridades no les devuelven sus aportaciones. “No nos han dado el bono todavía, por lo menos en el sector de nosotros y no hemos tenido acceso y a las fincas ya las está tocando la roya y otras plagas, necesitamos ayuda para los plaguicidas”, acotó.
Aseveró que “el precio del abono ya subió, el abono que comprábamos a 500 lempiras ya está a 600, entonces ya no es beneficio para nosotros estar afiliado ahí, porque prácticamente no tenemos ninguna ayuda y Maraita ya empieza a sembrar, tenemos fincas cosecheras y tenemos la amenaza de varias enfermedades que se desarrollan muchas veces por la falta de abono y de químicos con el potasio y el cobre… algunos tenemos acceso a comprarlos, pero otros no”.
De su lado, el productor Jacinto Mártir Murillo, de la aldea La Esperanza, Yorito, Yoro, dijo que para él y sus colegas caficultores, en este momento, la principal preocupación es la aparición de la roya en las fincas.
Agregó que han tratado de controlar la enfermedad mediante fumigaciones, pero se necesita la ayuda del Ihcafé, lo mismo que para reparar el pésimo estado de los caminos por lo que no es cualquier vehículo el que puede ingresar a la zona.
Descontento es evidente
El descontento de un gran sector de la caficultura nacional representada por pequeños productores, intermediarios y exportadores con las personas que dirigen actualmente el sector a través de organismos como el Ihcafé, Consejo Nacional del Café (Conacafé) y Fondo Cafetero Nacional (FCN), es muy evidente.
Esos sectores sospechan que parte del dinero retenido a los productores del grano se destina a financiar campañas electorales.
El denominado Bloque de Defensa de la Caficultura Nacional, exige la derogación de varios decretos legislativos aprobados a sus espaldas por el Congreso Nacional que retienen parte de sus ingresos financieros.
El portavoz de la Asociación Hondureña de Intermediarios del Café, Marcio Salgado, dijo que los caficultores sospechan que parte de los fondos que les deducen podría estar siendo usados para campañas políticas.
Salgado recordó una solicitud hecha al Poder Legislativo "pidiendo cambios en la caficultura para brindar asistencia técnica, porque el dinero retenido no vuelve y no sabemos cuántos millones se están invirtiendo en campaña política".
Los cafetaleros reclamaron también una auditoria internacional y otra del Tribunal Superior de Cuentas (TSC) a las organizaciones que manejan fondos de los productores de café para determinar con exactitud su destino final.
El cafetalero Rumberto Benavides, denunció que las organizaciones destinadas para velar por los fondos del café se han olvidado del productor y se han dedicado a crear leyes para ver cómo le “meten la mano” al Fondo Cafetero.
Otra oposición de los pequeños caficultores es la intención de las actuales autoridades del Ihcafé de deducirles unos 1, 200 lempiras por saco exportado para financiar la construcción de ocho hospitales regionales. Luego de conocerse el tema la dirigencia se retracto y dijo que únicamente se trataba de un borrador de proyecto
El 25 de abril pasado, el presidente de la junta directiva Ihcafé, Asterio Reyes,anunció la construcción de ocho hospitales a un costo de 20 millones de dólares.
Los centros hospitalarios se edificarían en ocho zonas cafetaleras de Honduras, posiblemente en los departamentos de Ocotepeque, Comayagua, El Paraíso, Santa Bárbara, Cortés y Yoro.
Según el dirigente, los principales beneficiados de estos hospitales serían los caficultores, quienes mediante la aportación anual de 1,200 lempiras tendrían derecho a recibir atención médica junto a cuatro miembros del núcleo familiar.
Autoridades del Ihcafé rechazan las acusaciones
Sin embargo, Reyes rechaza que los fondos del instituto estén siendo utilizados para campañas políticas.
“Nosotros hemos estado discutiendo un reglamento que ordena la comercialización del café en Honduras, donde ahí si tienen participación los intermediarios, los exportadores, productores, toda la cadena”, aseveró.
Señaló que “desgraciadamente cuando se quiere poner orden y reglas siempre sucede este tipo de oposiciones y eso es lo que ha pasado y ha dado lugar a una serie de acusaciones para desprestigiar la imagen de las instituciones”.
“Lo que se está discutiendo dentro del reglamento es la aprobación de básculas bien calibradas para que las medidas sean justas”, aseveró.
Reyes también niega el proyecto de deducción para la construcción de los hospitales, un hecho que trascendió cuando se dio a conocer el interés de una compañía mexicana por hacerse del proyecto.
De tal suerte que mientras en la fiesta del día del caficultor hondureño, su dirigencia celebraba la bonanza y las macro cifras, los de abajo del estrado, denunciaban una realidad distinta que toca la piel de la mayoría de los pequeños productores de este país centroamericano.

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