Fotos: Roberto Suárez
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El Zoológico de Piedra, fue construido por el escultor autodidacta Ángel Iñigo Blanco, procedente de una familia campesina, nunca estudió Plástica, pero desde muy pequeño se inclinó por las esculturas, en su inicio de pequeño formato de cera y barro.
En la finca San Lorenzo perteneciente a la familia Castellano, observó que un caudal de materia prima que le podía facilitar algo novedoso para el mundo, entonces se le ocurrió la idea de representar a los animales esculpidos en piedra teniendo en cuenta el ambiente, ubicando a cada figura en el entorno, con similitud con las zonas que ellos habitan en sus países o regiones.
Entre los primeros brotaron leones, elefantes, una gigantesca serpiente luchando contra un toro, un simio de proporciones descomunales delante de su gruta y hasta diminutos animalitos, ahora entre humanos, fieras y animales domésticos pasan de 426 los que habitan este singular paraje, que no tiene similar en el orbe.
Este hombre con voluntad, coraje y locura poco comunes puso manos a la obra y decidió ir más allá de las pequeñas esculturas de cera y barro para trabajar a partir del 21 de Diciembre de 1977 en un León medio sonriente que fue el inicio de las 426 esculturas talladas en piedra calizas que se han realizado durante más de 29 años. De estas esculturas 336 fueron esculpidas por Ángel Íñigo Blanco y 90 por su hijo Ángel Íñigo Pérez, quien fue su ayudante durante 15 años y ahora trabaja como escultor y continuador de la obra del creador, por estar este jubilado.
Para escalar hasta la parte más alta del lugar es necesario recorrer 324 escalones y 245 al regreso, pero a pesar del espacio que hay que recorrer en este entorno selvático los visitantes lo hacen con placer por la belleza de su trabajo escultórico, el clima y la vegetación del lugar. Por todo esto fue declarado “Patrimonio de la Cultura Nacional” el 26 de junio de 1985.
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