Política
El poder en América Latina reposa sobre personajes de todo tipo: militares, profesionales y ex guerrilleros.
Conozca sus biografías políticas.
El poder en América Latina reposa sobre personajes de todo tipo: militares, profesionales y ex guerrilleros.
Conozca sus biografías políticas.
Como presidente de Uruguay, José “Pepe” Mujica dice que no usa trajes pero no desprecia a los que lo usan.
“Pepe Mujica es un veterano, un viejo que tiene unos cuantos años de cárcel” - suele decir el propio José Mujica, presidente de Uruguay.
El perfil pueblerino, suelto en el lenguaje e incluso campechano de José “Pepe” Mujica es apenas una de las señales más visibles de una personalidad gravitante en la sociedad uruguaya, incluso antes de que llegara a ponerse la banda presidencial.
Nació en 1934, en un modesto hogar de chacareros de la zona periférica de Montevideo, zona en la que aún hoy reside junto a su mujer. “No uso corbata y me gusta la campera, pero no desprecio a los que les gusta el traje y la corbata”, ha dicho en algunos de sus discursos, haciendo referencia a su forma de vestir.
En cuanto a su carrera política, comenzó su militancia de adolescente, integrando ya desde sus años de estudio los movimientos jóvenes de izquierda. A mediados de los 60, Mujica abandona el Partido Nacional y toma la decisión de: ingresar al Movimiento de Liberación Nacional (MLN), el lugar desde donde operaron los Tupamaros. Dentro de esa organización, Mujica participó de varios operativos guerrilleros. Pero una vez requerido por la policía, decidió refugiarse en la clandestinidad. A pesar de que no lo cuenta, Mujica fue herido de seis balazos y apresado cuatro veces. Además se fugó en dos oportunidades de la cárcel de Punta Carretas. En total Mujica pasó casi 15 años de su vida en prisión.
Su último período de detención duró trece años, entre 1972 y 1985.
Cuando el Uruguay recobra su institucionalidad en 1985, y a pocos días de salir en libertad, Mujica, en nombre del MLN, adelantó una buena cantidad de las pautas de lo que sería su conducta política, y también las de la organización a la que pasó a pertenecer en el futuro: "No tenemos línea. No podemos tenerla porque nuestros cerebros están ignorantes: muchos años sin nada. No venimos a llorar nuestros dolores ni nuestras penas”.
Tras tomar el camino institucional, creó junto a otros referentes del MLN el Movimiento de Participación Popular (MPP), la plataforma política. El salto cualitativo de ese movimiento, enmarcada dentro del Frente Amplio, fue en 2004, cuando obtuvo cerca de 300.000 votos y se convirtió en la fuerza más votada dentro del actual partido de gobierno.
Luego del periodo de Tabaré Vázquez en la presidencia, Mujica comenzó a sonar como una posible y probable figura para la presidencia.
Así es como se define el propio Mujica: “Pepe Mujica es un veterano, un viejo que tiene unos cuantos años de cárcel, de tiros en el lomo, un tipo que se ha equivocado mucho, como su generación, medio terco, porfiado, y que trata hasta donde puede de ser coherente con lo que piensa, todos los días del año y todos los años de la vida”, según dijo durante otro de sus discursos. “…Y que se siente muy feliz, entre otras razones, por contribuir a representar humildemente a quienes no están, y deberían estar. Por ellos, estamos nosotros y están ustedes entre tanta gente que no ha arriado las banderas. Yo discrepo con Bertolt Brecht porque no hay hombres imprescindibles, sino causas imprescindibles, caminos imprescindibles”, aseguró.
Nació en 1934, en un modesto hogar de chacareros de la zona periférica de Montevideo, zona en la que aún hoy reside junto a su mujer. “No uso corbata y me gusta la campera, pero no desprecio a los que les gusta el traje y la corbata”, ha dicho en algunos de sus discursos, haciendo referencia a su forma de vestir.
En cuanto a su carrera política, comenzó su militancia de adolescente, integrando ya desde sus años de estudio los movimientos jóvenes de izquierda. A mediados de los 60, Mujica abandona el Partido Nacional y toma la decisión de: ingresar al Movimiento de Liberación Nacional (MLN), el lugar desde donde operaron los Tupamaros. Dentro de esa organización, Mujica participó de varios operativos guerrilleros. Pero una vez requerido por la policía, decidió refugiarse en la clandestinidad. A pesar de que no lo cuenta, Mujica fue herido de seis balazos y apresado cuatro veces. Además se fugó en dos oportunidades de la cárcel de Punta Carretas. En total Mujica pasó casi 15 años de su vida en prisión.
Su último período de detención duró trece años, entre 1972 y 1985.
Cuando el Uruguay recobra su institucionalidad en 1985, y a pocos días de salir en libertad, Mujica, en nombre del MLN, adelantó una buena cantidad de las pautas de lo que sería su conducta política, y también las de la organización a la que pasó a pertenecer en el futuro: "No tenemos línea. No podemos tenerla porque nuestros cerebros están ignorantes: muchos años sin nada. No venimos a llorar nuestros dolores ni nuestras penas”.
Tras tomar el camino institucional, creó junto a otros referentes del MLN el Movimiento de Participación Popular (MPP), la plataforma política. El salto cualitativo de ese movimiento, enmarcada dentro del Frente Amplio, fue en 2004, cuando obtuvo cerca de 300.000 votos y se convirtió en la fuerza más votada dentro del actual partido de gobierno.
Luego del periodo de Tabaré Vázquez en la presidencia, Mujica comenzó a sonar como una posible y probable figura para la presidencia.
Así es como se define el propio Mujica: “Pepe Mujica es un veterano, un viejo que tiene unos cuantos años de cárcel, de tiros en el lomo, un tipo que se ha equivocado mucho, como su generación, medio terco, porfiado, y que trata hasta donde puede de ser coherente con lo que piensa, todos los días del año y todos los años de la vida”, según dijo durante otro de sus discursos. “…Y que se siente muy feliz, entre otras razones, por contribuir a representar humildemente a quienes no están, y deberían estar. Por ellos, estamos nosotros y están ustedes entre tanta gente que no ha arriado las banderas. Yo discrepo con Bertolt Brecht porque no hay hombres imprescindibles, sino causas imprescindibles, caminos imprescindibles”, aseguró.
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